ENLACES DE INTERÉS
El agua mineral natural es la opción natural y más sana para mantener una correcta hidratación. Lo es por su origen 100% natural, por su composición constante y porque no incorpora ni necesita tratamiento de desinfección para su consumo y porque contribuye a mantener unos hábitos de vida saludables dentro de la alimentación diaria.
Es muy importante señalar que las aguas envasadas, al tener una composición química constante y característica, están obligadas por ley a indicar su origen y composición en su etiquetado, lo que facilita al consumidor la elección del agua que más se adecúa a las necesidades de su salud de acuerdo a los minerales que incorpore:
• Sodio: Importante para regular la tensión de los tejidos, balance hídrico y contracciones musculares.
• Cloruros: Regulan, junto con el sodio, el balance hídrico y forman un constituyente del jugo gástrico fundamental para una correcta digestión.
• Potasio: Regula el balance hídrico, funciones musculares, funciones nerviosas y reacciones ácido-base.
• Calcio: Indispensable para el desarrollo de los huesos y dientes, así como para la coagulación y el envío de impulsos nerviosos a las células musculares.
• Fósforo: Al igual que el calcio, el fósforo es un constituyente vital de huesos y dientes, así como un ingrediente indispensable para las enzimas. Ayuda a producir energía y es la estructura de los ácidos nucleicos.
• Magnesio: Envía los impulsos nerviosos a las células musculares, mantiene los procesos metabólicos normales y actúa en numerosas funciones metabólicas. Activa enzimas para suministrar energía.
• Bicarbonatos: Facilitan la digestión.
• Hierro: Participa en la formación de glóbulos rojos y permite a la sangre la absorción y transporte del oxígeno.
• Zinc: Vital para la división celular, cicatrización de heridas y el crecimiento.
• Yodo: Participa en los procesos metabólicos de las hormonas tiroideas.