No esperes, bebe

16 junio, 2014

El agua ocupa un 70% de la superficie total de nuestro planeta y como todos sabemos, es un elemento completamente esencial para la supervivencia de todas y cada una de las formas de vida conocidas en la actualidad.
 
Como no podía ser de otra manera, la proporción del agua presente en el cuerpo humano es también bastante abundante. Se estima que un 60% del peso de un hombre adulto corresponde al agua, ocupando entre un 50/55% en el cuerpo de una mujer adulta.
 
No parece posible que este simple líquido, que podemos encontrar con tanta facilidad en la naturaleza, sea el responsable de recorrer todo nuestro cuerpo diariamente llevando a cabo a su paso, un sinfín de funciones vitales sin las cuales no conseguiríamos sobrevivir.
 
El agua entre otras, tiene la función de transportar los nutrientes a nuestras células y liberarlas de todos los residuos acumulados que a largo plazo podrían llegar a contaminarnos.
 
 
Es el elemento que regula nuestra temperatura corporal manteniendo nuestro cuerpo fresco en verano y aislándolo del frio en invierno.
 
 
Además, otra de las propiedades básicas del agua y en especial de aquella con una composición química oligometálica o de mineralización débil como Benassal es su beneficioso carácter diurético.
El cual favorece una mejora en el funcionamiento de nuestros riñones evitando así, la retención de líquidos y todos los inconvenientes asociados a la misma.
 
 
Está comprobado que una buena hidratación mejora el funcionamiento interno y global de todos nuestros órganos y nos aporta un aspecto externo más saludable.

 
 
¡Por todas estas razones, no esperes bebe!